Enseñanza de Lama Samten en la noche del día 6 de diciembre de 2017.
Lama Padma Samten: La palabra ilusorio no me parece muy apropiada. Porque, por ejemplo, la palabra ilusorio se aplica dentro de un contexto de extremos. Es uno de los extremos. Puedo pensar que aquello es ilusorio o que es verdadero. Entonces, estamos en una condición de ese tipo y el abordaje budista no viene propiamente en este sentido. Prefiero imaginar que las múltiples realidades, cuando surgen, tienen una apariencia de realidad. Cuando decimos que aquello no es real, que es ilusorio, es como si estuviésemos admitindo que existe alguna otra instancia que en fin es real, entonces, y no es ilusorio. Y esto no se aplica bien.
Entonces, esas categorías de real e ilusorio pertenecen al mundo común, no son categorías del Darma, porque, por ejemplo, podemos tener todas las apariencias de realidad de alguna cosa y aun así podemos aplicar las tres visiones: esto es, esto no es, esto es. Podemos aplicar eso, porque aquello parece ser alguna cosa completamente, vemos que aquello “es” en la dependencia de una disposición interna que coemerge con aquella apariencia. Entonces, diríamos “no, esto no es”, pero ahí decimos en fin “es”, o sea, dentro de esa perspectiva aquello pasa a ser.
Entonces, las realidades con las cuales nos enfrentamos incluyen el aspecto intersubjetivo, o sea muchas personas perciben aquello, desarrollan un lenguaje y funcionan bien dentro de aquello, aun así aquello no tiene un aspecto absoluto, aquello es una realidad condicionada, una realidad limitada. En ese sentido es que aplicamos el concepto de realidad.
El carma por su vez es una construcción también, no tiene una base final externa. Depende de una disposición, son otras construcciones que hicimos que se vuelven puntos de referencia para seguir adelante, son puntos de referencia que no llegamos más a cuestionar, quedan residentes sirviendo de apoyo para construcciones posteriores, pero eso no es necesariamente algo verdadero en un sentido absoluto, no precisa ser, aquello es un aspecto construido, aunque se torna una disposición cármica.
En un sentido más profundo, tenemos emociones, tenemos imaginaciones que se consolidaron y que terminan aflorando como referenciales que no abandonamos. Esos referenciales que no están claros y de los cuales no nos distanciamos, no abandonamos, no cuestionamos, actúan de modo subyacente produciendo acciones que son consecuencia de eso. Eso es el carma, esas marcas, pero no tienen uma consistencia. Por increíble que parezca nuestro mayor obstáculo es el carma, no obstante no tiene una consistencia real. Es posible superar eso.
El Buda explica este hecho de que todos tenemos esta inseparabilidad con el aspecto ilimitado, que es nuestra naturaleza, cuando vamos removiendo las estructuras cármicas. El carma no es fijo, vamos removiendo las estructuras cármicas y descubrimos que las estructuras cármicas pairan en un espacio libre. Ese espacio libre produce las propias estructuras, produce los referenciales. Estábamos mirando como la cadena de pensamiento se produce: tenemos un pensamiento, tomamos aquel pensamiento por base y brota otro, tomamos por base y brota otro. Entonces, los pensamientos que tomamos por base se vuelven fijos y aquello va estructurando la forma por la cual vamos manifestándonos. Sin embargo, esas estructuras que van volviéndose fijas sirven de base para el montaje de la realidad, pero esas estructuras son transitorias. Se dan dentro de un espacio libre de la mente. Entonces, aunque estemos referenciando las estructuras transitorias que se ofrecen y sirven de base para desarrollos posteriores, de hecho lo que hay incesantemente presente es esa naturaleza amplia. Pero como nosotros surgimos de las apariencias, surgimos geminados a las apariencias, surgimos como la mente que ve las apariencias, pero que surge en los mismos fenómenos que las apariencias, entonces estamos fijos a esas estructuras. Fijos a esas estructuras no llegamos ni a considerar el aspecto amplio de la realidad que está disponible.
El Buda muestra como la persona puede darse cuenta de esa naturaleza libre mirando para las apariencias. Es así. Ahora, en la ausencia de esto somos una mente común. En la lucidez que brota de esto aparece la sabiduría primordial que reconoce el aspecto limitado de la operación de la mente referida a puntos construidos. Entonces, es ese juego, pero no hay ninguna apariencia que no se manifieste dentro de ese espacio muy amplio. Ya somos este espacio muy amplio. Solo que la operación de la mente se origina a partir de referenciales, esos referenciales producen la experiencia de realidad que es distante de la experiencia libre de hecho. No hay un engaño en eso, es una construcción. podemos construir alguna cosa y aquella construcción tiene ventajas y desventajas. Entonces, en la perspectiva budista podemos movernos por dentro de los mundos construidos sin perder la lucidez.
Transcripción: Márcio Ricardo Fonseca
Edición y revisión: Stela Santin
Traducción: Sergio Neveu