“Cuando comenzamos a ver que podemos darle nacimiento de libertad al otro, vemos que nuestras relaciones pueden ser completamente diferentes. Van a percibir que esto, por ejemplo, produce una gran diferencia en la relación con los “ex alguna cosa” (risas). Llegamos a un nivel que hasta la expresión del rostro va a cambiar. Vemos que: “¿Con qué autoridad yo aprisioné al otro como mi marido o mi mujer?”, “Después que él/ella se fue, todavía paso facturas”. Nos vemos completamente aprisionados en esto, sufriendo tanto tiempo como dure esta posición – causando infelicidad al otro, no permitiéndole ningún surgimiento favorable al otro.
Podemos ver esto también con nuestros hijos. Eventualmente no les damos a nuestros hijos nacimiento en el mundo, solo les damos nacimiento dentro de nuestra casa, agarrados de la mano. Si el hijo intenta cualquier cosa, no logramos verlo libre. O sea, no le damos nacimiento: en nuestro mundo no hay espacio para que él surja libre.
No vemos la devastación que significa dar nacimiento inferior a los otros, y la devastación que esto nos causa porque intentamos aprisionar al otro en nuestra visión y él va marchando, y ahí tenemos sufrimientos en medio de todo eso.
Vemos como es maravilloso mirar ahora a todas estas personas y ahora vamos a darles nacimiento elevado. O sea, tienen cualidades, todas tienen la naturaleza de libertad, pueden actuar de manera diferente a lo que están haciendo. Comenzamos a pensar así también. No solo vemos el paisaje, sino que en nuestra mente empezamos a razonar y podemos hasta dar sugerencias, facilitar las cosas, para que aquel ser comience a manifestarse según esas cualidades que negábamos.
Entonces, cuando damos este nacimiento sutil, a partir de un paisaje que incluya al otro de una forma elevada, todo se transforma.”
Enseñanza impartida por el Lama Padma Samten en Abril de 2005, en CEBB SP.